Con su estilo Barroco llegó al centro de Santiago y, exactamente, a delante del Colegio de Fonseca, desde la finca de recreo del Conde de Priegue. Fue cedida, junto con su jardín de recreo, a las monjas Carmelitas para construir el primer convento en Santiago. Posteriormente fue trasladada a la propiedad de un contratista de obras en 1943.

Se trata de una fuente urbana del S. XVIII sin importancia histórica o monumental que se conserva sin alteraciones desde que en los años 60 del S. XX fue colocada en su situación actual.

Esta fuente de origen palaciego de antes de 1753 es ornamental, por lo que no es de grandes dimensiones, pero cuenta con una fina articulación en sus proporciones: un sencillo pilón circular, un árbol cilíndrico de fuste liso y, sobre él, una taza pétrea circular cubierta con un cupulín de forma casi semiesférica que remata con un pináculo poligonal en el que hay situada una esfera pétrea. Las bocas de los cuatro caños tienen tallas y grabados en los que se representa a mofletudos niños o ángeles coronados con una concha de concavidad exterior. ∗

Actualmente esta bonita fuente se nos muestra con los caños de bronce rotos y con un hilo de agua saliendo de ellos debido a la inexistente limpieza del sistema que la abastece. Los óxidos metálicos hacen que las caras de los ángeles de su concha cambien de color al quedar sin la protección del agua.